Palabras que atesoro:

“Mi tío siempre me decía: Debes seguir el ejemplo del lobo. Aún cuando tomado por sorpresa, corre para salvar su vida, hará una pausa para mirarte una vez más antes de emprender su retirada final. Por eso, siempre debes echar una segunda mirada al todo lo que ves.”
Ohiyesa, Santee Siux

Indios Americanos, Sabiduría Esencial. AAVV,Troquel 1995.

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viernes, 3 de mayo de 2013


Cuando la rima es forma y también contenido

Basch, Adela. "Unas rimas que se arriman". Cuentos con rima para los que se animan. Buenos Aires: Ediciones Abran Cancha, 2004.

Siempre hay un porqué para todo.
Y luego de leer el cuento “Unas rimas que se arriman” creo aproximarme –tentativa-mente, claro– a las causas por las cuales Adela Basch es considerada la reina de la rima en la literatura infantil argentina.
¿Cómo funciona la rima? A simple vista, esta figura poética parece ser un modo de organizar la arquitectura del texto, ya sea en prosa o en verso. Pero si se ahonda, encontramos que toda estructura es en sí misma portadora de sentido. Y de nuevo aparece una pregunta: ¿de dónde viene el sentido en la literatura? Sí, por supuesto: de esa unidad biplánica que es el signo lingüístico. Significante y significado. Forma y contenido.
En este cuento, el ritmo y la repetición no se agotan en los sonidos, sino que la construcción de la rima alcanza niveles insospechados. Me produjo mucho placer descubrirlo, asombrarme de cómo un cuento puede conseguir el estado ideal de correspondencia entre forma y contenido al rebelarse contra el impedimento de limitarse a la musicalidad literaria.
Es necesario aclarar que este texto forma parte de la antología Cuentos con rima para los que se animan, cuya premisa es narrar en forma rimada. Pero Basch refuerza la propuesta incorporando en la trama del relato la idea de traslado, del devenir de una constante, propia de la rima. Y, como no podía ser de otra manera dada la condición del proyecto, no resulta difícil encontrar en el relato la noción de lo que es la literatura para la autora: ese extrañamiento que provoca un quiebre en la vida prosaica.

Podemos investigar la trama del texto, el ritmo de contagio que conduce a imaginar una comunidad libre de toda forma de violencia hacia el otro:

La acción transcurre en Yacuarebí, un lugar imaginario en el que habitan animales humanizados que, ya sea por el calor o por cualquier otra circunstancia que los excuse, no cesan de agredirse unos a otros. La violencia aparece en el relato como un elemento que se va transmitiendo circularmente –que va rimando– entre los personajes: el zorro le pega al perro, el perro a la liebre, la liebre al ratón, y así sucesivamente. Al ser trasladada, la cadena de agresividad nunca encuentra clausura.
Pero esta lógica de la no solidaridad hacia el otro se revierte con la aparición del mono, que con sus coplas introduce algo distinto, algo de otras características: la literatura y el humor.
El extrañamiento que las coplas del mono producen en el zorro –que es el primero que lo encuentra– es el punto en el cual el cuento empieza a hablar de la literatura y de su capacidad de modificar los puntos de vista sobre la realidad. Con el ingreso de lo extraño, eso que siempre trae consigo la literatura, también se modificarán las ideas sobre el otro, que dejará de ser un enemigo para convertirse en un igual.
Frente a la ira desenfrenada de los animales, el humor del mono es sumamente atípico. Por eso “el zorro se sintió paralizado por un gran desconcierto”. 

El mono es un extranjero que parece arribar para mirar –y hacer mirar– el conflicto desde otro enfoque, evidentemente más conciliador. Es un artista que, frente a los gestos agresivos del zorro, utiliza como “arma” lo poético y humorístico de la copla. Y esta oposición da resultados inimaginados: movidos por risa y el buen humor, los animales descubren que es posible establecer entre ellos un tipo de vínculo mucho más cercano a la idea de armonía. El peligro de ser agredidos y las estrategias de ataque y defensa que ocupaban la totalidad de sus vidas pasan a ser olvido. Un poco por la risa, otro poco por las ganas de crear nuevas rimas, pero más que nada porque los animales comprenden que con la imaginación se pueden alterar los modos de ser del mundo y se pueden construir lazos mucho más genuinos y duraderos. Porque, al fin y al cabo, al igual que la violencia, la armonía es algo que se contagia, algo que rima y se repite, se repite, se repite.

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