Carta de un jefe asustado del Restaurador Rosas, dándole cuenta de cierto funesto
encuentro que tuvo con las fuerzas del general Rivera, en el Departamento de
Maldonado en la Banda oriental
Cerrito de Montevideo a 23 de julio de 1843.
Juan Manuel, a estos parajes,
después de aventuras tiernas,
con el rabo entre las piernas
me han arriado los salvajes;
es preciso que trabajes
por auxiliarme lueguito,
pronto, por Dios, hermanito,
que estamos muy apuraos
y todos apeñuscaos
en la falda del Cerrito.
Confieso que disparé
completamente asustao,
y aunque todo desollao,
por fin el bulto salvé:
en otra vez trataré
de comportarme mejor;
pero en ésta, por favor,
sacame de esta apretura
donde el hambre nos apura,
y los tapes, que es lo pior.
El diablo me hizo topar
con Rivera el otro día,
y por pocas ¡Virgen mía!,
cuasi me hace desnucar:
que si no echo a disparar
más ligero que un venao
ya me hubiera basuriao,
pues cada tape es un moro,
y son más bravos que toro
cuando está recién capao.
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