Palabras que atesoro:

“Mi tío siempre me decía: Debes seguir el ejemplo del lobo. Aún cuando tomado por sorpresa, corre para salvar su vida, hará una pausa para mirarte una vez más antes de emprender su retirada final. Por eso, siempre debes echar una segunda mirada al todo lo que ves.”
Ohiyesa, Santee Siux

Indios Americanos, Sabiduría Esencial. AAVV,Troquel 1995.

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lunes, 2 de septiembre de 2013

Alfabetización- Evaluación


Extracto de "La alfabetización en los primeros años de la escuela primaria", diálogo entre Mirta Torres y María Elena Cuter en "Módulo 2" de la serie "Temas de alfabetización" ME.
...Bien, ahora esto es un segundo grado y en ese segundo grado se trabajó
una novela, la novela de Pinocho, en la versión de Roldán y Laura Devetach,
y una de las situaciones que se planteó en la evaluación fue “Contale a un chico
que no conoce la historia de Pinocho lo que pasa en el capítulo cinco”. Es imposible
plantear una situación como esta en una evaluación si no está garantizada
esta situación desde la enseñanza; jamás se me ocurriría que en un aula donde
no se leyó toda la novela, donde no se plantearon comentarios entre lectores,
donde no se recuperaron aspectos de un capítulo para avanzar sobre el siguiente,
esta pudiera ser una propuesta válida. Y acá vemos lo que escribió Simón, en
Las Heras, provincia de Santa Cruz [muestra la lámina]. Hay problemas serios
en el sistema de escritura: Reviso si abia un devaso de pan o un gueso olbidado
por el, desdubio un buebo (…) en ves de la clara…
Vamos a ver normalizado lo que quiso escribir Simón:
Pinocho sintió una cosquilla en la panza. Recordó que no había comido
nada. Fue hacia el fogón para abrirlo, pero no pudo. Estaba pintado. Revisó
si había un pedazo de pan o un hueso olvidado por él, pero… pero no había nada.
Descubrió un huevo, lo cocinó, pero cuando partió el cascarón, en vez de la
clara y la yema, salió volando un pajarito por la ventana. Le dijo el pajarito: “Gracias,
Pinocho, por romperme el cascarón”. Pinocho se quedó con la boca abierta
y la cáscara sobre la mano.
Si la maestra de Simón puede saber que la construcción del lenguaje
que se escribe y del sistema de escritura es una construcción que Simón está
emprendiendo de modo simultáneo, y puede advertir todo lo que aprendió del
lenguaje escrito gracias a la lectura de Pinocho, y puede poner entre paréntesis,
por un minuto, el sistema de escritura o la resolución ortográfica del sistema de
escritura, es probable que Simón tenga mucha suerte, porque tenemos muchos
maestros que creen que la adquisición básica que los chicos tienen que hacer
en primero y en segundo grado tiene que ver con el sistema de escritura y no
con el lenguaje que se escribe.
MT: Lo más interesante de esta situación es que Simón tuvo la posibilidad de reescribir.
Al lado de su maestra, Simón pudo reescribir y mantener algunos recursos
poéticos, este doble pero: pero, pero… no había nada.
No podemos conformarnos con la escritura de Simón; Simón tiene que
mejorar, sí, pero tenemos que tener presente el punto de partida de Simón y
cuánto pudo aprender de la escritura en cuántos meses ¿dieciocho? de trabajo
escolar: muy pocos meses de trabajo escolar.
De modo que tiene la posibilidad de que el maestro le ofrezca sistemática
y sostenidamente instancias de lectura de textos bellos, complejos, interesantes,
literarios e informativos, trabajar sobre ellos, la libertad y la posibilidad de
escribir como puede en esas primeras producciones y simultáneamente la sostenida
y sistemática oportunidad de reflexionar sobre la escritura. Pensar en qué
necesita detener su mirada para saber si dice María José o María Belén. Si se
le plantearon esos problemas, si se le explicitaron, si se siguen planteando otros
nuevos y poniendo en común los criterios, el tiempo escolar, que es breve, puede,
digamos, reemplazar al tiempo amplio, al tiempo demasiado extenso que necesita
un niño para acceder a la posibilidad de leer y escribir. El tiempo escolar
se optimiza cuando se sostiene, cuando se retoman las propuestas, cuando se
mantiene la alternancia, cuando se da la posibilidad a los chicos, por un lado, de
escribir y de leer y, por otro, de pensar en la escritura y en la lectura, y de discutir
cómo se hace para leer y cómo se hace para escribir.

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